La alegría de volver a ser chicos.
JUEVES 17 DE AGOSTO DE 2017
El Día del Niño tiene mucho de consumismo, pero también puede ser una excusa ideal para festejar a los más pequeños de la casa en su mismo espíritu de juego y alegría.
Es una de las grandes críticas a «los días de», sea del Padre, de la Madre o del Niño: que es un invento del consumismo para vender más. Sin embargo, este domingo no solo es un momento para entregarles a nuestros niños un regalo deseado, más o menos caro, más o menos tecnológico o didáctico, sino, sobre todo, uno para compartir tiempo con ellos. Puede ser la excusa perfecta para un día de juegos, salidas y entretenimiento a la par, sin reloj de por medio ni apuros de la rutina. Puede ser un regalo para ambos, con el que disfrutar juntos y que quede para el recuerdo. A continuación, algunas ideas para sacarle el jugo a un domingo en el que hasta tu propio niño interior va a pasarlo bárbaro.
De 2 a 5 años
Entre estos años, los chicos son pura ebullición y actividad. Por eso, en vez de instarlos a que se queden quietos, es mejor proponerles acciones en las que puedan poner en uso útil toda su energía. Y así, el programa puede empezar desde la mañana, haciendo el desayuno para la familia a la par de los grandes. ¿Qué tal batir huevos para unos pancakes o exprimir naranjas para un jugo fresco? También testear la suerte de los padres volteando los panqueques en el aire y elegir si se acompañan con dulce de leche o miel, además de decorar la mesa o la bandeja.
Luego puede ser momento de jugar a los disfraces. Y no solo a los obvios, con aquellos comprados expresamente, sino, sobre todo, a crear personajes a partir de elementos posibles de hallar en casa. Desde las clásicas sábanas para fantasmas hasta un pañuelo como turbante para hacer de adivino o mucho papel higiénico para lograr momias, todo vale en la búsqueda de sorprender al otro. Y el mejor disfraz tiene premio. O para los adultos, prenda, que puede ser salir a la calle así vestidos…
Y una idea más: en una librería, deberías comprar algunas cartulinas de colores y una cinta para pintor. La premisa es recortar algunos cuadrados del tamaño de la planta del pie de los chicos y pegarlos, con cierta distancia unos de otros, en un espacio libre de piso. Y bajo el concepto de que el suelo es lava, tendrán que ir saltando de un punto al otro, sin caerse jamás. Para hacerlo más difícil, en el aire puede estar volando un globo, al que tampoco hay que dejar llegar a tocar el piso.
De 5 a 7 años
Aunque siguen inquietos y plenos de energía, estos también son años en los que pueden tener más tranquilidad y realizar actividades también intelectuales. Es que es una época en la que su vocabulario se amplía enormemente, al tiempo que se llenan de preguntas y ganas de saber del mundo. Por eso, es un gran momento para comenzar a leer juntos algunos libros de su temática preferida, desde dinosaurios hasta princesas, impostando voces y poniéndole todo el suspenso necesario a la historia.
También puede ser una buena idea armar juntos un fuerte en el cual transcurran los juegos de la tarde. Una manta grande, algunas sillas que sirvan de soporte y unos almohadones para hacer cómodo el interior serán suficientes para recrear una guarida de lujo, en la que los adultos luego solo podrán entrar con contraseña, y en la que sus juguetes pueden cobrar nueva relevancia y posibilidades. Allí dentro también pueden invitar amigos con los que encarnar distintos roles.
Y en plan de continuar con sus ansias de conocer el mundo que los rodea, un regalo ideal puede ser un juego de química para experimentos (siempre controlados) o hasta un terrario para hormigas. Les proveerán la chance de comenzar a fascinarse de primera mano con los maravillosos procesos biológicos.
Pero si la energía sigue a tope, hay un juego de mesa ideal que puede venir en tu rescate y servir para unir a toda la familia: el Twister. Con apenas una lona con puntos de colores e instrucciones sobre dónde debe ir poniendo cada jugador sus manos y pies, servirá para testear habilidades, elongación y aptitudes físicas de grandes y chicos. Y además vale reírse sin culpa de las caídas de los otros.
De 7 a 10 años
Aquí ya estamos en una edad en la que el juego se rige sobre todo por reglas concretas, sea en los deportes más tradicionales, como en la escondida, el poliladrón, el quemado, etc. En vista de eso, es un buen momento para reunir a la familia alrededor de algunos juegos de mesa. Por caso, el Juego de la Vida, el Monopoly, un Bingo, un dominó o un Pictionary. También pueden incluirse cartas o dados y un cubilete. Con algunos snacks interesantes de por medio, puede hacer a una tarde más que entretenida.
Pero no todo debería ser puertas adentro. Si el día acompaña, los circuitos de la ciudad esperan de brazos abiertos para hacer un buen paseo. En ese sentido, un buen regalo es una bicicleta, en la que podrán recorrerse rincones como el parque Tres de Febrero (cerrado para los autos los fines de semana, por lo tanto, seguro para los chicos), el parque Saavedra, el parque Lezama o la enorme Reserva Ecológica, entre otros sectores verdes con buenos caminos para pasear. En el Tres de Febrero incluso podrán dejar las bicis y subirse a unos botes en los que pedalear por todo el lago y acercarse a los patos y a las islas del medio. En la Reserva Ecológica pueden llegar hasta el río, y en el camino observar distintas especies de aves, mamíferos, anfibios, reptiles y vegetación autóctona, como pastizales de cortaderas y bosques de alisos.
Y también en pos de aprender más de las reglas de la sociedad, un paseo muy didáctico será acercarse a la República de los Niños. En La Plata, este parque temático ocupa un predio de 53 hectáreas y se compone de distintos edificios de interés que buscan representar la vida ciudadana. Son 35, todos realizados en una escala menor acorde a chicos de 10 años, y con estilos arquitectónicos muy variados y pintorescos. Entre un centro cívico, un área urbana y una rural, se encuentran construcciones como la Legislatura, el Palacio de la Justicia, la Casa de Gobierno, el Palacio de Cultura, el Banco Infantil, el Cuartel de Bomberos y Policía, la Aduana, el Anfiteatro, el Estadio y la Casa del Niño, entre otras. Y además de ir visitando cada institución, se dictan distintas actividades lúdicas, talleres educativos y espectáculos artísticos en los que los chicos se pueden ir sumando.
De 10 a 13 años
A pocos años de entrar en la adolescencia, estos tiempos mezclan rasgos de niñez con algunos intereses adultos. Para los varones, por ejemplo, el fútbol alcanza su esplendor, dado que durante esta fase empiezan a fijar lo adquirido en las diferentes etapas y los movimientos motrices buscan la eficacia para conseguir los objetivos marcados. La condición física pasa a ser importante en la práctica (que antes quizá tenía más que ver con lo lúdico y el equipo) y la energía debe conducirse hacia este aspecto. Así, puede ser interesante regalarle una tarde de fútbol con sus amigos en una cancha. Si alguno de los grandes es futbolero, puede hacer de entrenador.
También son tiempos en los que los chicos empiezan a disfrutar más las charlas de adultos, y entonces salir a comer es un programa disfrutable, en el que hasta hay lugar para la sobremesa. En ese camino, dejarlos elegir el tipo de comida y el lugar adonde ir puede ser un buen regalo. Entre nuestros recomendados están BarBQ, con un menú muy norteamericano y unas ribs de cerdo que no fallan; María Félix, cuyos tacos de variados sabores y la posibilidad de comer con la mano siempre son tentadores; La Cabrera, donde un buen asado seduce a todos por igual; y Shimmy Bahía, un originaldiner ubicado en un vagón de tren antiguo, donde comer hamburguesas sintiéndonos en los años 50.
Finalmente, un programa un poco más «nocturno»: ir al Teatro Ciego. Entre videntes y no videntes, democratizando los sentidos a partir de la falta de luz, se presentan distintas obras, todas pensadas para descubrir un nuevo tipo de experiencia teatral y conectarse con el mundo a través de canales diferentes de los tradicionales. Entre otras obras, la compañía propone la comedia dramática Infinito silencio; Luces, la revolución, un viaje a través del tiempo y el espacio; y hasta A ciegas gourmet, una cita a comer completamente a oscuras. Sin dudas, un plan que despertará la sensibilidad y dejará cautivados y conmovidos a chicos y grandes. Y un cierre idóneo para un día en el que reforzar el costado más lúdico y alegre de los integrantes de la familia.
Fuente: La Nacion