Las autoridades estadounidenses esperan este lunes acoger a más de 30.000 personas en los refugios montados tras la inundación sin precedentes causada por la tormenta Harvey en Texas. A su vez, el presidente estadounidense, Donald Trump, declaró en emergencia el estado de Louisiana, adonde se estaría dirigiendo la tormenta, para facilitar los esfuerzos de prevención y rescate de las víctimas.

El fenómeno, que tocó tierra como huracán categoría 4 el viernes en Texas y se degradó a tormenta tropical, «está creando su propia circulación allá arriba, por lo que el pronóstico de su trayectoria sigue siendo difícil para nosotros. Tenemos que prestar mucha atención en cómo avanzamos». Al momento, se esperaba que Harvey se desplazara hacia el este en los próximos cinco días, hacia el límite estatal entre Texas y Louisiana.

A su vez, las autoridades empezaron a liberar aún más agua de los embalses sobrecargados por Harvey, a pesar de que esa medida que pretende proteger el centro de la ciudad podría empeorar inundaciones ya devastadoras en torno a miles de hogares. Según explicaron, el creciente nivel del agua y las lluvias constantes ponían presión sobre los diques, lo que podría causar un colapso si no se liberaba agua.